UNA HISTORIA DE AMOR ETERNO
Es flexible la lengua del hombre y razones distintas
salen de ella y consiguen formar un yerbal de palabras;
de la forma que tú hables tendrás que escuchar la respuesta.
Pero ¿qué obligación nos apura a altercar disputando
e injuriándonos como mujeres llevadas de cólera
que movidas por la ira que han puesto en sus pechos, se salen
a la calle a reñir y zaherirse, diciéndose cosas
que son unas verdad y otras no y que la cólera dicta?
Con palabras no harás que el valor me abandone.
HOMERO
Una persona lo puede todo en su juventud, porque en ella abunda la vida.
Saul Bellow
Lo atrevido se convierte en clásico en el curso de nuestra vida, mientras envejecemos y morimos.
John Updike
Es solamente en los libros que la gente debe funcionar de acuerdo a reglas arbitrarias de conducta y probabilidad; es sólo en los libros que los hechos no deben desafiar la credulidad.
William Faulkner
CHUYUIPE NOCTURNO
Danni Russo, de diez y siete años, sentado sobre su tabla, mar adentro, ya empezaba a sentir los efectos del cansancio. No era para menos; eran las cinco de la tarde y había estado en el agua de Chuyuipe, Ballenita, desde las seis de la mañana.
Sentía una pesada hinchazón en todo el cuerpo, especialmente en los hombros. Sus pantorrillas amenazaban con acalambrarse a cada rato. El agua fría, verde, salada, se le había metido tantas veces por los oídos, garganta y ojos, que el pobre Danni estaba al borde de sufrir una fuerte sinusitis. Los dedos de sus extremidades estaban arrugados, morados, fríos por la larga exposición con el agua helada.
Aún así, en el cerebro de Danni, retumbaba una melodía del grupo Bread, titulada IF, que lo motivaba a seguir en el agua cazando olas.
Su piel parecía por el frío, el cuero de una gallina recién desplumada, pero aún así se puso a remar en la penumbra en busca de su hermano de doce años, Joey, el más loco de la familia, que se hallaba mucho más adentro, remando el mar picado en busca de una ola que lo saque a la orilla, esto era algo que él no suponía.y pensó:
¡Qué noche tan tremenda había pasado en Salinas!
Se había quedado dormido en una banca del malecón, borracho de champaña al salir de una fiesta del Yacht. Había sido la primera vez que él y su hermano habían entrado al Yacht con invitación y sin necesidad de introducirse clandestinamente en el maletero de un auto o por las rocas saltando el muro.
Y en la mañana él y su hermano habían llegado, a dedo, a la casa de sus padres en Ballenita, habían desayunado unas pizzas, unos panqueques y se habían metido corriendo al agua a coger olas hasta ese momento.
Su amigo íntimo Manuel Fernando los había invitado a la quinceañera de su enamorada Ingrid en el Yacht. Danni Russo y su hermano Joey habían asistido enternados y la habían pasado bailando en una fiesta con las luces encendidas, toda la noche y madrugada, emborrachándose con champaña. La habían pasado estupendo bailando boleros pegaditos junto a su enamorada Doménica, la canción de Gino Vanelli: I just wanna stop. Claro que ya se habían visto con anterioridad, un cuatro de julio, en una fiesta en el colegio Americano, en una Spook house y se habían fijado el uno en la otra, bajo los acordes de PRIVATE EYES de los HALL & OATES.
Ahora Danni se encontraba remando mar adentro, por en medio de las olas en busca de su hermano menor para lograr sacarlo del agua e ir a comer.
Danni remó por encima de una pared de mar picado de dos metros hasta pasar con las últimas al otro lado, ¡cómo le pesaban los hombros!, y al otro lado logró divisar a Joey.
Siguió remando sobre su tabla TOWN & COUNTRY por en medio del helado mar azul oscuro, que se bamboleaba debajo de su cuerpo como un buque en medio de una tormenta marina, y se fue acercando desesperadamente lento, hasta llegar a cogerle el cordón salvavidas atado a su tobillo.
Ya vámonos –le dijo Danni- estoy cansado y hambriento, además tengo el champaña en la garganta desde la mañana y no he querido vomitar de puro macho- le mintió Danni-.
Eso es lo que estoy tratando de hacer, Danni, - le respondió Joey-, pero el orgullo me impide irme remando, y el cansancio y el frío me impiden coger una ola para irme a la orilla, estoy atrapado aquí afuera.
Danni se quedó callado calibrando la respuesta de su hermano, pero sólo tenía en mente el espacio rectangular y calientito de su cama.
También estaba preocupado porque ya no había nada que comer, lo último que quedaba en la alacena eran dos latas de CERELAC, y a punta de CERELAC se habían mantenido durante una semana hasta que el color de sus heces fecales se puso de color verde. Si no conseguían algo de comer pronto, se verían obligados a coger el equipo de buceo y salir en la mañana a meterse en la orilla de Chuyuipe a buscar langostas en las trampas, que los locales ponían en el punto, pero si revisaban todas las trampas y no encontraban nada o si eran sorprendidos por los locales robándoles sus langostas, entonces estarían en serios problemas.
De repente, al fondo, escondiendo temporalmente el horizonte, una tanda de olas se aproximaban a los dos surfistas adolescentes. Aquellas masas de agua tenían una altura de dos metros, pero se movían a poca velocidad.
Joey, que a pesar de sus escasos doce años, tenía un estado físico impresionante, se aproximó a aquellas olas a toda velocidad hasta posicionarse delante de la primera para luego recibir el empujón hidráulico necesario para remarla e irse montado en ella.
La ola de Chuyuipe es salinera y Joey la corría dándole la espalda a la ola como Martín Potter. El chico sintió que aquella portentosa masa de agua lo elevaba justo hasta la corona llena de espuma blanca y mortal, y con los movimientos de sus abdominales y sus piernas logró bajarla completamente y cortarla para luego introducirse en la mitad de la pared.
Todo su cuerpo vibraba de excitación y su cerebro recibía continuas descargas de adrenalina. Joey roleó aquella ola una y otra vez ya en medio de la oscuridad de la noche, y desde la parte inferior de la ola se deslizaba hasta la cresta, sacaba una enorme estela y luego la bajaba de manera zigzageante.
En la mitad del trayecto, en la ola de Chuyuipe se formaba un tubo descomunal y perfecto, y el cuerpo del joven niño abrió las piernas y se aferró a su tabla Dick Brewer de una manera verdaderamente atlética, tubeándose de manera perfecta. Prácticamente desapareció de la borrosa vista casi nocturna del salinero de Chuyuipe, hasta que la ola perdió fuerza, y desapareció para convertirse en blanca y suave espuma, que arrastró al niño hasta la calurosa orilla.
Danni trató de coger la segunda ola que venía tras la que se embarcó su hermano, pero no pudo cogerla debido al mal estado físico de su cuerpo cortado por el frío y el chuchaquí. Así que no le quedó más que resignarse a regresar a la orilla remando en medio de una ya cerrada oscuridad.
En su estado y con esa oscuridad era imposible quedarse ahí mar adentro esperando otra tanda de olas para salir a la orilla, siempre existía la posibilidad de ser mordido por un tiburón.
En el trópico las noches caen de manera violenta. Los atardeceres repletos de nubes de color rosa, llenos de éxtasis y acompañados de colores sanguinolentos eran un espectáculo que sólo se podía apreciar en Punta Carnero.
Cuando Danni por fin salió del agua, tiritaba de frío de manera convulsiva, y el viento soplaba y soplaba; la arena seca se le pegaba en las plantas de los pies todavía húmedos.
Su hermano ya se había colocado un abrigo confortable y lo estaba esperando con una sonrisa en el rostro.
Danni se sentía mal. Él recordaba muy bien que había pedido a Dios y a sus padres un hermanito. De eso ya había pasado mucho tiempo, pero nunca lograba portarse como un verdadero hermano, y cumplir la función de guardián de su hermano menor. Siempre todo le salía al revés cuando se trataba de un asunto con su hermano. Joey iba demasiado rápido y para Danni era imposible cuidarlo y protegerlo. Esa era la sensación que siempre dominaba a Danni.
Joey lo adivinó pensativo y le preguntó con una voz de quejica:
¿Estás bien?
Y Danni hizo un gesto afirmativo y juntos emprendieron el regreso por el desértico y espinoso camino hacia la casa de madera de sus padres en Ballenita, que no quedaba muy lejos del punto de quiebre para principiantes llamado Chuyuipe.
Caminaron el largo trayecto polvoso en completo silencio mientras la luz de las estrellas y de la luna iluminaban su camino.
Las noches de Ballenita eran estrelladas y de una claridad infinita. Los astros representaban una visión hacia el pasado, el origen del universo, la luz de las lejanas estrellas alumbraban pobremente el camino lleno de espinas, rocas y la tierra se pegaba en las húmedas plantas de los pies de los muchachos.
En el camino se pusieron a conversar sobre el beso de despedida que Doménica le dio a Danni. Fue su primer beso en la boca.
Doménica era una flaquita de rostro tan afilado como exquisito. Era lo que se podía llamar una morenita linda de finos rasgos.
Cuando llegaron, Joey cogió la radio de pilas, la encontró adivinándola en medio de la oscuridad y sintonizó la melodía titulada: The year of the cat de Al Stewart, ya que no había corriente en toda la casa.
Danni se encargó de prender las velas que iluminarían la cocina, para abrir apresuradamente una lata de sardina Real y embadurnar una gran porción en un pedazo de pan baguette y proceder a comerlo para calmar el hambre que lo atormentaba.
Cuidadosamente, Danni encendía las velas ya que la casa estaba hecha de una madera tan vetusta, que el menor fosforito la incendiaría completamente.
La casa de madera en Ballenita de los Russo poseía un largo corredor en medio de su diseño arquitectónico, que la cruzaba desde la puerta de entrada hasta la puerta del patio. Al lado izquierdo estaba la pequeña sala, el comedor y separado por una pared, la cocina donde ahora se encontraba Danni abriendo cuidadosamente la lata de sardina.
Danni seguía los consejos de su angustiado padre de vivir la vida con suma precaución y todo lo hacía despacio y fijándose bien en cada cosa. No sea que se corte con la lata y después tenga que enfrentarse a la posibilidad de contraer un tétanos, lo mismo hacía al encender las velas, no sea que vaya a provocar un incendio y se queden sin su preciosa casa de la playa.
Danni era todo lo contrario de su alocado hermano Joey.
Luego al otro lado del corredor a la izquierda, y justo después de la puerta de entrada, había una escalera que conducía al segundo piso dotado de tres dormitorios y un baño, y finalmente una nueva escalerita que conducía a un pequeño altillo que servía de bodega para las cosas inservibles.
Cuando Danni tuvo dos pedazos de pan Baguette bien embadurnados de sardina se dio cuenta que eran las ocho de la noche y que aquella cocina iluminada con las llamas de las velas, tomaba el aspecto de una casa espectral, embrujada, llena de materia ectoplasmática. Toda la casa de madera vieja sin pintar tenía un aspecto tétrico.
Cuando fue a buscar a su hermano, éste se encontraba todavía con el traje de baño húmedo, sentado, mojando el sillón donde siempre se sentaba a leer el periódico su madre, y ahora escuchaba en la radio de pilas una canción de James Taylor.
Cuando llegó con los panes, su hermano depositó suavemente la radio de pilas en la mesa de centro, y aceptó gustoso y bien servido, el plato de pan con sardina que le traía su hermano. Ambos comieron con un hambre devoradora toda la porción de sardina que había en la lata hasta prácticamente lamerla. Estos excesos de Joey eran las cosas que desagradaban a Danni y todo temeroso alcanzó a decirle:
¡Cuidado te cortas la lengua, por favor!- le dijo Danni exasperado-.
No te preocupes, ñaño, que no pasa nada- le respondió Joel, confiado-.
El padre de los hermanos Rusos, Sam, le había enseñado a su primogénito a amar y cuidar a su hermano menor como si fuera su propio hijo.
Muchas veces Danni veía a su padre regresar del trabajo agobiado por las deudas y las preocupaciones y se lo quedaba mirando como se quedaba sentado en el comedor con la mirada perdida y el pensamiento extraviado y cuando él terminaba de comer, se levantaba de la mesa y se disponía a meterse en su habitación para escuchar música; su padre lo llamaba y le decía:
- Hijo, si alguna vez me pasa algo y me muero, nunca descuides a tu hermano, que nunca le falte un plato de comida, que nunca le falte un abrazo y una palabra de aliento; cuando le ordenes alguna cosa no te limites a ordenarle, también razona con él, explícale el motivo de tal o cual orden, por favor nunca vendan la casa, este es su hogar, aquí están sus raíces, prométemelo que lo harás cuando ya no esté, ¿me das tu palabra?
De pronto el interior de la casa se iluminó con unas luces que venían del polvoso camino de afuera y se interrumpieron los tristes pensamientos del mayor de los Russos. Se trataba de la enamorada de Danni, Doménica que llegaba a visitarlos de Salinas manejando un Land Rover.
En Salinas los padres acostumbraban a prestarles el carro a sus hijos a los diez y siete años, aunque no tuvieran licencia. Cuando Doménica llegó, el rostro de Danni se encendió de felicidad. Ella venía acompañada de una amiga llamada Nicole, que tenía doce años y que bien podía hacer pareja con Joey sino fuera por los frenillos que llevaba en los dientes. Esa fue la primera idea que se le ocurrió a Danni al verla, pero lo que no sabía era que a Joey le encantaban las niñas bonitas con frenillos en la boca porque así se veían más lindas.
Danni conocía la felicidad. Era feliz cuando escuchaba una canción de los Air Supply, la titulada: Girl you every woman in the world to me; era feliz cuando su padre le enseñaba boxeo patada; o cuando le leía un cuento judío, o cuando le daba permiso para venirse a dedo a la playa, pero cuando le dio ese primer beso de despedida a Doménica en la fiesta del Yacht, conoció una nueva clase de felicidad, y no pudo dejar de pensar en aquello durante el resto de la noche que pasó parpadeando y medio dormido en el banco del malecón de Salinas.
Cuando se levantaron en la mañana, verlos era una escena fascinante: dos chiquillos enternados, caminando sin zapatos por las calles de Salinas con rumbo a Ballenita.
Esta vez Doménica y Danni se saludaron con un pequeño besito en la boca y Joey se reía mientras miraba a Nicole con picardía.
Doménica había traído hamburguesas compradas en Pingüinos y estaban deliciosas, humeantes, y cuando les dijo a los muchachos que se sirvieran, el acelerado de Joey, se le abalanzó a la chica y cogió la suya de un zarpaso.
Luego reaccionó y le preguntó a Nicole si ella tenía hambre, y Nicole se puso roja de vergüenza y le dijo que sí.
Entretanto Danni había regresado a la cocina en busca de otro plato y un cuchillo para partir las hamburguesas, como era su costubre todo lo tomaba con más calma.
Danni se portaba con Doménica con una cortesía exquisita, como si fueran una parejita de pequeños esposos.
En la mente de Danni bailaba una canción romántica de los Air Supply, y todo él se movía con una cortesía y una delicadeza casi francesa. Definitivamente así era como la había conquistado a su chica. Ella era fascinada con él porque muy en el fondo se sentía acomplejada de ser morenita y le llamó tanto la atención que este niño colorado y chinito se fijara en ella.
En el Yacht, Danni se había obsesionado con la belleza de esta chica, y desde el principio de la fiesta hasta el final, cuando le declaró su amor, no la soltó en ningún momento, y bailaron juntos toda la noche.
Tanto, tanto la amaba Danni, que de pronto se habían convertido en la comidilla de la fiesta y todo el mundo cuchicheaba sobre aquella linda parejita que no se soltaban ni un instante.
Incluso el anfitrión de la fiesta les hizo el foco gritándoles de vez en cuando por encima del ruido de la música de Bing Crosby:
¡Ya Danni, déjala respirar!
Todos se sentaron en la sala y se pusieron a comer sus hamburguesas casi en penumbra mientras escuchaban en la radio otra melodía de los Air Supply:
Here I am the wonder of you love ask for another day… understand the wonder you love…love if so many ways…
De pronto se empezaron a sofocar dentro de la casa, y decidieron de común acuerdo salir al patio cubierto de arena, malezas salineras y limitado por una cerca de madera gris y media podrida, que en sus buenos tiempos era de color blanco.
El cielo negro como la tinta, era de una belleza astrofísica incomparable. De vez en cuando, aquella bóveda oscura como la tinta, se veía surcada por un meteorito efímero y veloz como la vida misma.
Danni y su hermano se pusieron de acuerdo para turnarse en el baño. Mientras uno se bañaba y se quitaba la sal del cuerpo, el otro se quedaba con las chicas como anfitrión.
El mayor de los hermanos Russo subió las escaleras para bañarse con agua dulce y helada que había recogido en un tanque. Se desnudó con la velocidad de un rayo y con la ayuda de una jarrita se mojó la cabeza haciendo espuma con el jabón de rosas.
Joey se quedó abajo armando una fogata en el patio para calentar la reunión. Así que sobre una duna de arena, que se encontraba en medio del patio, apiñó una serie de leños, les echó gasolina de un bidón que guardaban debajo de la escalera, y les prendió fuego.
La fogata se encontraba lo suficientemente lejos y centrada como para evitar cualquier tipo de incendio.
Nicole sentía frío y se le arrimaba a Doménica, y ésta trataba de alzarle el volumen a la radio de pilas, pero Joey le dijo que no lo hiciera porque se consumirían las pilas más rápidamente.
Doménica le dijo:
Con el ruido del viento no escucho casi nada.
Entonces Doménica pensando en Danni, que en ese momento se encontraba en el baño desnudo, bañándose con jabón de rosas, dijo:
¿Cómo habrá comenzado la vida en el mundo?
Y Joey le respondió:
Lo mismo me pregunto yo. Pero Danni es el que sabe una teoría que le explicó papá el año pasado cuando él le hizo la misma pregunta.
Entonces apareció Danni apoyado en el marco de la puerta, bañado con jabón de rosas, cepillado los dientes con pasta IPANA, y vestido con una camisa manga larga de leñadores, unos pantalones de pana Levi’s y unos elegantes zapatos de gamuza. Había escuchado la respuesta de su hermano y le respondió a su enamorada, dijo:
Esa respuesta me la sé de memoria.
¡Caramba qué rápido te bañaste!-exclamó alegre Doménica-.
Entonces el joven Russo empezó a disertar aquella teoría, que más o menos había digerido durante las largas conversaciones que mantuvo con su padre, basadas en el libro del profesor Antonio C. Gavada.
El pueblo griego necesitaba unos dioses que respondieran a sus angustiosas interrogantes. Estos dioses eran la respuesta. Una respuesta que si no era lógica por lo menos fuera asequible a la incertidumbre humana…
El pueblo griego formó un andamiaje poblado con seres todopoderosos, dioses a imagen y semejanza humana, que luego los poetas utilizaron para darles- como dijo mi padre-: DIMENSIONALIDAD.
A diferencia de los judíos, la idea de infinito no existía en la mentalidad del pueblo griego. Esto es lo que mi padre llamaba la conferencia titulada: Desde el Caos a Zeus.
El Caos fue el principio de todas las cosas. En el principio no existía el verbo como escribieron los judios sino que todo estaba revuelto: el agua, la tierra y el aire antes que cada cual vaya por su lado.
Dentro de un mismo cuerpo, todo era un revulicio. Ese fue el primer dios: el Caos. Luego vino Gea, la Tierra y Eros, el Amor. Todos aparecieron de manera sucesiva en ese mismo orden.
Del Eros surgieron los principios vitales Erebos y Nix o sea, la oscuridad con sus elementos macho y hembra, que al fusionarse hacen nacer a la luz, el Éter y el Día.
La luz le proporciona personalidad a Gea, la Tierra, que sin embargo, no puede unirse con el Caos, que personifica el vacío, la negación y la nada. Entonces Gea engendra sola, sin elemento macho, a Urano, el Cielo, las Montañas y el Mar. El Caos se hace a un lado y desaparece.
Gea emerge como símbolo de un mundo nuevo. Su hijo Urano se convierte en su esposo y de esta cópula nacerá la raza de los uránidas: Océano, Ceos, Crios, Hiperión, Japeto y Cronos, ésto con los machos y las mujeres: Temis, Rea, Tetis, Tia, Mnemosina y Febea.
El Cielo y la Tierra, luego, quisieron demostrar su poder y concibieron a los cíclopes Bromtes, Esterope y Arges, y los Hecatongiros o Centímanos: Coto, Briareo y Giges.
Pronto Urano se arrepintió de haberlos engendrado y sin decirle nada a Gea los empujaba y oprimía hasta hacerlos sucumbir al Tártaro, la mansión de las sombras. Pero bueno, no quiero aburrirlos, además tenemos que salir al Roller Vito, ¿no es así?- le preguntó Danni a su amada-.
-Sí, le dijo ella- un tanto decepcionada porque a ella sí le interesaba la historia que él estaba contando-.
Nicole estaba confundida con todos esos nombres y hace rato que se había perdido el sentido de la explicación porque en su mente comparaba el relato de el enamorado de Doménica con todo lo que las monjitas de las mercedarias le habían explicado sobre el origen del universo.
Así que esperaron un rato hasta que el demoron de Joey se arreglara, y mientras tanto, se quedaron sentados en silencio, unas veces mirandose entre sí y otras mirando el resplandor crepitante de la fogata, cuyas lenguas de fuego se alzaban hacia la negra noche como si se tratara de una pira destinada a ofrecer la consumación de las grasas animales en sacrificio a los dioses.
Al rato apareció Joel bañadito y perfumado con el conchito de una vieja colonia Old Spice sacada de la cómoda de sus padres.
Y Danni, impaciente, le hizo la misma pregunta de siempre:
¿Por qué te has demorado tanto?
Y Joey le respondió:
Estaba leyendo un periódico viejo y miren lo que encontré:
Y Joey leyó el título y las noticias que le habían llamado la atención.
PATATAS SAZONADAS CON LSD EN UNA FIESTA
MARINA DEL REY, CALIFORNIA. El ayudante del Sheriff James Lyle examina la bandeja que contiene rodajitas de patatas que habían sido sazonadas con LSD.
Unas 200 personas que asistieron a una fiesta fueron expuestas a los efectos de la LSD. Cuando menos 27 personas se sirvieron dichas patatas y 17 de ellas fueron hospitalizadas. Radiofoto UPI
Entonces Nicole cogió de las manos de Joey el viejo periódico, sus dedos palparon la polvosa textura del papel y leyó otra noticia vieja:
BESA A HAWN GANADORA DE UN OSCAR
Shepperton, Inglaterra La ganadora del Oscar Goldie Hawn recibe un beso de felicitación que le da Peter Sellers en el set de su nuevo film “There’s a girl in my soup” (Hay una chica en mi sopa) por haber ganado el premio en el rol de apoyo en la película “Cactus Flower” (Flor de cacto) Radiofoto UPI
Entonces Doménica dijo un tanto exasperada:
Bueno, bueno, ya está bien de tanta lectura, vámonos al Roller Vito, que se hace tarde.
Y todos salieron en fila india de la vieja casa de madera con el corazón palpitante de expectación y se montaron alegres en el Land Rover del papá de Doménica.
El camino a Salinas fue lento y los chicos fueron hablando de a qué hora se iban a encontrar mañana para surfear en Chuyipe.
Danni se sentía inquieto con Doménica en el volante. La verdad era que Danni se sentía siempre inquieto cuando era otro el que estaba en el volante.
Al igual que su padre, Danni disfrutaba de los viajes y le fascinaba sentarse en la ventana abierta para recibir el golpe de la brisa de la calina del desierto.
Pronto llegaron a la entrada del malecón de Salinas y se fueron directo al Roller Vito.
El malecón estaba repleto de gente alegre y de jóvenes que le daban el aspecto de feria a la ciudad. Danni, asomado en la ventana del Land Rover, saludaba con diez personas en cada cuadra.
Todos eran panas de Urdesa, Los Ceibos, Miraflores y del Centenario.
Todo el malecón de Salinas vibraba de emoción. Las noches salineras eran un espectáculo fascinante de gente bien vestida, quemada por el sol, acudiendo a los restaurantes a cenar mariscos. Por todos lados se veían grupitos de jóvenes enredados en franca conversación sobre asuntos muy importantes para su edad.
Los turistas también se paseaban de un lado para otro, viéndolo todo, analizándolo todo, cargaban sus mochilas y calzaban sus botas alpinistas y las mujeres vestían sus camisas usadas y negras, con mangas cortas.
La piel excesivamente blanca de sus cuerpos acusaban las quemaduras del potente sol del trópico salinero.
Todo el ambiente estaba impregnado de un bullicio eterno y juvenil.
Algunos chicos dejaban de usar zapatillas y se lanzaban a las calles sin zapatos, otros iban por ahí con el torso desnudo, caliente por la radiación del sol, y cruzaban las calles con cuidado porque por todas partes se veía rodar veloces tricars de color naranja.
Las palmeras oscilaban con la fuerza del viento, la brisa del mar refrescaba tan solo un poco la mezcla de calor y humedad que envolvía a todo el mundo en el malecón.
Desde los balcones de los edificios, niños traviesos lanzaban, imprudentes, globos inflados con agua, a los carros que se paseaban por el malecón y a los transeúntes.
Muchos turistas salían en busca de la noche, engalanados, y parecían como si recién salieran de una fiesta en la discoteca EPICENTRO, que quedaba frente al cine MAYA en Urdesa.
Cuando finalmente llegaron al Roller Vito, el Land Rover se parqueó y los chicos se bajaron, hicieron la cola para entrar, compraron los tickets y adentro se pusieron los patines.
Danni arrodillado frente a su amor, le ayudaba a Doménica – que se hallaba sentada en las escaleras-, a colocarse los patines, y ella le devolvía la galantería con una de aquellas sonrisas insondables, que sólo las mujeres saben dar a los hombres en señal de agradecimiento.
En los altoparlantes se escuchaba una suave canción del grupo Bread, titulada: Make it with you.
Los dos enamorados se dispusieron a patinar por la pista cogidos de la mano y disfrutando de su amor.
Doménica estaba vestida con un blue jean Iman sobre un traje de baño azul y en la cintura se había amarrado un pañuelo muy hippie. Su pelito suave y negro volaba con el viento, y se sentía alegre de estar acompañada de este chico blanco, achinado, rubio y de unos ojos verdes, que no paraban de mirarla y de sonreírle.
Cuando Danni, sintió en su mano la piel de Doménica, se le puso la piel como de gallina. El sudor de los nervios provocado por la felicidad se le secaba rápidamente con la fuerza del viento. No paraba de mirar la bella sonrisa de su amada, ¡qué linda estaba!
Su padre le había dicho que en cualquier cosa que haga en la vida trate de ser feliz y ahora él le obedecía fielmente.
Danni nunca podría olvidar los diez y siete años porque era la edad en que había dado su primer beso, y había encontrado en una fiesta del Yacht a su primer amor.
Al parecer al disk jockey del Roller Vito le había dado por colocar todo el repertorio del grupo Bread. Ahora en los parlantes sonaba otra canción del mismo grupo titulada: Dismael Day.
Entretanto Joey y Nicole estaban en la columna para comprar en el bar hot dogs, colas y papas fritas.
Durante el viaje en el Land Rover desde Ballenita hasta Salinas, sentados atrás, se habían pasado el tiempo preguntándose cosas como dónde vivían, qué música escuchaban, qué ropa les gustaban ponerse, qué películas habían visto últimamente en el cine. Y el que hacía las preguntas siempre era Joey. Y Nicole sonreía, se ponía roja, respondía y luego volvía a callar, pero siempre con la esperanza de que Joey siguiera preguntando. No parecía ser una chica inteligente o desenvuelta o a lo mejor sí lo era, pero también tímida.
Ahora que estaban muy juntos en la fila del bar, Joey podía oler el perfume de Nicole y éste lo transportaba a un mundo de ensueños, poblado de escenas heroicas, que representaban niños jugando, dándose besitos furtivos bajo la cama, corriendo y comiendo la torta de algún cumpleaños. Escenas donde Joey era el protagonista y el héroe de su nueva amiga.
De pronto se interrumpieron esas ensoñaciones cuando de entre la multitud apareció el amigo de su hermano, Manuel Fernando, que se habían conocido en el restaurante de la curva y en el USO NAPOLI en Urdesa, el surfista pesado de Salinas reconoció en la fila al hermano menor de su amigo y se sorprendió de verlo tan crecido, luego se le acercó, lo tocó amigablemente en el hombro y le dijo que le comprara a él también su comida para no tener que hacer la larga cola.
Manuel Fernando recordó también el día en que se cerró el restaurante de LA CURVA a causa de unos chismes infames de gente perversa, y la señora dejó entrar a todos los chicos a comer todo lo que quieran hasta hartarse. Entre los chicos que estaban presentes estaban Danni y Manuel Fernando.
Manuel Fernando era delgado, no muy alto, en su rostro siempre brillaba una sonrisa de persona inteligente, a pesar de pertenecer a la clase alta, siempre se vestía como los de la clase media y para hacerse amigo de Danni, primero se fijó en lo bien que corría las olas, aunque era un poco flojo para remar las barredoras, pero se dio cuenta que el hombre se juntaba con otros surfistas pesados y madrugadores como el GRILLO y Pava Loca. Aquella noche, como todo un siempre, estaba acompañado de su eterna y fiel enamoradita Ingrid.
De inmediato Manuel Fernando recordó cuando conoció definitivamente a Danni en el USO NAPOLI, mientras firmaban sus nombres y escribían mensajes en las paredes de pino de aquella pizzería de Urdesa.
De pronto Manuel Fernando le preguntó:
¿Dónde van a surfear mañana?
Y Joey le respondió:
Danni sólo quiere surfear en Chuyuipe, porque tengo doce años, pero yo le digo siempre que ya estoy listo para ir a correr olas en Paco Illescas.
Entonces Manuel Fernando, con una sonrisa en el rostro más de sorpresa, le dijo:
Bien, entonces yo también iré a Chuyuipe. Mañana nos veremos allá. Oye, ¿dónde está Danni?
Y Joey le dijo:
Ahí, ¿no lo vez?, en la pista, patinando con Doménica de la mano.
¡Pero qué perro!-dijo Manuel Fernando al borde de lanzar una carcajada burlona-.
¡Mira quién habla!- le dijo Joey-
Ni digas nada- le respondió Manuel Fernando rapidísimo- que ya veo que tú vas por el mismo camino.
Y entonces Nicole se puso más roja que de costumbre. Parecía que había enrojecido hasta la punta del cabello. Mientras que Joey se quedó completamente mudo porque no sabía qué responder, aquella respuesta lo había cogido por sorpresa y lo dejó mudo.
Manuel Fernando dio media vuelta y se fue a sentar a las gradas para ver el show. No quería saber nada de patinar porque estaba completamente cansado de surfear. Todo el día se había pasado corriendo olas, primero en el callejón del Miramar y luego –con marea llena- en Paco Illescas.
Desde donde estaba, podía ver a su mejor amigo dar vueltas y vueltas, junto a Doménica, que se deslizaba rítmicamente, bajo los acordes de una melodía de Journey.
De pronto llegaron Joey y Nicole, con la comida, y todos se pusieron a comer los deliciosos hot dogs, a beber las coca colas, a comer las papitas fritas y el canguil con calma, menos Joey, que siempre tenía un hambre de náufrago, tal vez era porque se encontraba en plena edad de desarrollo.
Después de un rato llegaron de patinar la parejita, Doménica, estaba toda sudadita y la enamorada de Manuel Fernando le dijo que se pusiera su abrigo para que no pesque un resfrío. Doménica aceptó y se colocó la chompa del Liceo Panamericano.
El cielo negro y estrellado se extendía por todo lo alto del Roller Vito. La música seguía sonando en los parlantes deleitando tanto a jóvenes como a saludables padres de familia, que llevaban a que aprendan a patinar a sus hijos pequeños.
Danni le preguntó a su hermano que dónde estaba su comida y Joey se la pasó todavía caliente, entonces, partió el hot dog por la mitad con mucho cuidado y le ofreció a Doménica la mitad. Ella lo rechazó porque había salido de la casa comiendo mucho, pero le dio las gracias a Danni y para no molestarlo- para ella era muy importante no decepcionar a su enamorado-, le dio una probadita al hot dog, mordiendo la puntita.
Joey había terminado de comer lo suyo y viendo que Nicole también había terminado, lo pensó un momento lleno de dudas, cogió valor y le preguntó:
-¿Quieres ir a patinar conmigo?
Y Nicole le respondió:
No sé patinar y tengo miedo de caerme.
Joey no sabía si era un rechazo o si realmente Nicole no sabía patinar, así que se quedó un rato en silencio, lo pensó todo de nuevo, se volvió a armar de valor y luego le dijo:
Bueno yo te enseño, y si veo que te vas a caer yo te apaño, no te preocupes.
Entonces Nicole volvió a enrojecer y miró a Doménica, y ella le dijo con la mirada que ¡adelante!, que se lanzara a la pista que era superchévere y divertido patinar acompañada con la música a todo volumen.
Entonces los dos pequeños adolescentes de doce años empezaron a bajar las escaleras y se fueron a colocar los patines.
Entretanto Manuel Fernando comenzó a hablarle a Danni sobre el último chisme que se esparcía de boca en boca y que trataba sobre una playa en Manabi, que escupía unas olas increíbles, tan largas como las cuadras en la yoni.
¿Cómo se llama esa playa?- le preguntó entre asombrado y medio incrédulo Danni a su amigo.
Y Manuel Fernando le dijo con una sonrisa de superioridad en su rostro:
Se llama Canoa, y es totalmente primitiva, completamente virgen, y lejos de todo el mundo. El límite de todos los límites. El fin del mundo, brother.
Entonces en la cabeza de Danni se imaginó el antiguo y primitivo mundo de Heródoto, tan plano como la mesa de centro de la casa de Ballenita, y el paisaje de Canoa al borde de todo lo conocido por los surfistas, y al otro lado la nada, el vacío, el fin del mundo hasta entonces conocido por los habitantes de Urdesa, Miraflores, Los Ceibos y El Centenario.
Entonces Danni le preguntó a Manuel Fernando:
¿Cuándo piensas viajar allá?
Pronto, y si quieres te aviso para que te unas con Joey.
Está bien-dijo Danni- después de todo podemos ir sin que Joey se meta al agua, ¿qué tal es la resaca allá?
Tiene que ser tremenda. Me dicen que en Canoa, desde la playa, cuando entras al mar das dos pasos y ya estás mar adentro.
No importa, brother. Después de correr olas en Montañita y LA FAE no creo que Canoa sea algo que me sacuda mucho.
Me dicen que hay que remar bastante, tanto por la distancia como por la corriente, pero que lo mejor de todo es la corrida que es espectacular e increíblemente larga. Son cuadras y cuadras de ola y luego tienes que regresar hasta donde están tus cosas montado en un burrito o buscar que te lleve alguna camioneta o una Chichera.
¿Tan larga es?
Así de larga, brother, y lo peor de todo es la corriente, que no te deja avanzar.
Entretanto Joey y Nicole empezaban a dar los primeros pasitos dentro de la pista del Roller Vito, y Nicole se le agarraba fuertemente del fornido brazo a Joey, y éste se empezó a sacudir por un repentino ataque de risa al ver el miedo que tenía su amiga y ella nerviosa le dijo:
No te empieces a reír que nos vamos a caer.
Y Joey trataba de aguantarse la carcajada, pero ésta era un torrente inaguantable que se le venía subiendo desde el diafragma hasta el pecho y la garganta. Hasta que finalmente Joey se rió tanto que se resbaló y los dos fueron a dar al suelo.
Nicole contagiada con la risa de Joey, le dijo medio avergonzada:
Te lo dije. Ya ves. Mira que todo el mundo nos está mirando. Déjate de reír y ayúdame a levantarme.
En las gradas Doménica le dijo despacito a Danni en el oído:
Ahora sí puedes seguirme contando la historia del principio de la vida en el mundo.
Y la enamorada de Manuel Fernando le dijo a Doménica:
¿Qué cosa, qué cosa, de qué hablan?
Y Doménica le explicó.
Danni sabe una teoría increíble sobre el origen de la vida en el planeta y le digo que me siga contando la historia. Él la interrumpió porque teníamos que venir acá, pero ya me dejó intrigada y le digo que continue.
Sí, Danni, descarga, descarga, que tú sabes descargar unas buenas notas-le dijo Manuel Fernando a Danni-.
¡A ver!, cuenta tu historia –le dijo Ingrid a Danni—
No la van a entender porque ya en Ballenita conté el principio y si la cuento desde el principio resulta larguísima y Doménica se va a aburrir-dijo Danni mientras con la mano le acariciaba la barbilla a su enamorada-.
¡Entonces cuéntala desde donde te quedaste!-dijeron todos en coro-.
Bueno-dijo Danni no muy convencido y pensó que el ruido de los parlantes era excesivamente alto, y que le impediría a ellos escucharle claramente-. Me quedé en que el Caos se hundía con la aparición de la luz y la Tierra paría a Urano, que se convertía en su esposo. Éste no sólo creó a los uránidas sino que creó monstruos y al final empezó a arrojarlos al Tártaro, un lugar tenebroso situado en los infiernos, tan distantes de la tierra como ésta del cielo.
Gea, harta de esta situación produjo en su seno el hierro y con él fabricó una guadaña. Luego llamó a sus dos hijos Titán y Cronos para que acepten la terrible oferta parricida de matar a su padre Urano. Al final después de soportar tanta opresión el hijo menor, Cronos, le hace un gesto afirmativo a Gea su madre la Tierra, y un día lo emboscó a Urano y lo cortó y recortó con la hoz. Los pedazos de Urano, Cronos, los arrojó al mar y después de flotar aquellos pedazos por largo tiempo, salió de este desecho una blanca espuma que dio origen a la diosa Afrodita, la más bella de todas las diosas y la diosa del amor, que más tarde sería elegida la diosa más bella por el apuesto Paris y como recompensa él tendría el corazón de Helena de Esparta y al secuestrarla se iniciaría la guerra más famosa de la historia de la humanidad: el asedio a la ciudadela de Troya, pero eso es otra historia...
Danni continuó su relato:
- Otros mitólogos lo consideran a Urano un soberano activo e ilustre. Lactancio y Diodoro Sículo afirman que Urano fue el primer monarca que reinó sobre los hombres, y que sus súbditos eran los Atlantes, pueblo civilizado, pero rodeado de bárbaros. Se decía de Urano que reunió a pueblos errantes por los bosques y valles y les enseñó a erigir ciudades, cultivar la tierra y a conocer el curso de los astros.
Luego viene la nueva dinastía de Cronos y Rea.
Ya me aburrió ese cuento-dijo Manuel Fernando-.
Entonces me callo-dijo Danni-.
Mejor sería que les contaras a las chicas el día que cerraron y la despedida del restaurante LA CURVA, donde trabajaba ese moreno tan DISCO, con el afro aquel, y que siempre ponía las canciones de los HEATWAVE.
No sigue, sigue con tu historia-suplicó Doménica.
No, ya vámonos que se hace tarde- dijo Ingrid-. Quiero llegar al edificio COSTA BELLA y bañarme para sacarme esta humedad.
Sí, vámonos, que mañana hay que surfear en la ola cagona de Chuyuipe- dijo Manuel Fernando-.
¡Cómo!, ¡vas a surfear en Chuyuipe!
Sí, allá nos encontramos y luego hablamos bien para organizar el viaje a Canoa, ¿sí?
En eso llegaron Joey y Nicole todo sudaditos y magullados, y preguntaron que qué pasaba, si ya era hora de regresar, y Danni les dijo que sí. Nicole le respondió entre divertida y triste.
Noooooo. Yo la estaba pasando tan bien.
Cuando todos estuvieron afuera fueron al parqueadero a subirse en el Land Rover. Mientras estaban paseando por los arrabales de Salinas, Doménica le dijo a Danni:
¿Cómo están de víveres, tienen comida?
La verdad es que hoy fue la última lata de sardina que consumimos.
Entonces vamos a la casa para sacar plata y comprarles algo.
Cuando llegaron a la casa de Doménica, les salió a recibir la madre que era una señora distinguidísima y vestida con un traje verde y floreado, muy hawaiano, que le llegaba hasta los tobillos, y era igualita de bella que Doménica.
Ella los hizo pasar a los chicos Russo hasta donde se encontraba el papá que se hallaba en un cuarto de juego de salón, jugando al poker con unos amigos.
La televisión estaba prendida y estaban dando EL GRAN CHAPARRAL.
Doménica le dijo a su madre lo que pasaba con su enamorado Danni, y ella encantada, fue a buscar su cartera de donde sacó los sucres necesarios para hacer la compra en el supermercado TODO.
Mientras tanto el papá de Doménica al ver a Danni le preguntó si jugaba a las cartas y Danni le respondió medio intimidado:
No señor.
Luego le preguntó si jugaba squash y Danni le dijo:
Sí, señor en el Guayas. Todos los jueves por la noche, señor.
El papá de Doménica se quedó mirando a Joey y le preguntó:
¿Tú también eres surfista?
Y Joey le contestó:
Eso intento, señor.
¿Y ya fumas cigarrillos, hijo?
No señor, mi hermano es evangelista y yo soy mormón y no fumamos nada- le dijo Joey-.
Eso está bien-respondió el padre de Doménica-. Y luego dijo:
Ya se pueden despedir que ya viene la mamá.
Y en coro los muchachos Russo dijeron:
- Bueno, señor y muchas gracias por todo.
De la casa de Doménica fueron directamente al supermercado TODO, y Doménica representaba exactamente igual el papel de su madre, que tantas veces había visto desde chiquitita, y con una lista, compraba latas de atún, leche Indulac, botellas de vidrio con leche chocolatada ILESA, colas barrilitos Ok, supanes, latas de sardina, arroz, huevos, sal, aceite comestible GLORIA, piezas de carne y pollo, gelatinas, leche en polvo, carbón, funditas de fresco solo, pescado fresco, camarones, verdes, maduros, café, azúcar, velas y unos cinco botellones de agua.
Luego se fueron de regreso a Ballenita.
En el camino de vuelta, y después de pensarlo mucho, Danni cogió valor y les plateó una idea revolucionaria en aquella época a Doménica y Nicole: si es que era posible que sus padres les dieran permiso para viajar a una playa en Manabí llamada Canoa.
¡A Canoa en Manabí! – Gritaron las dos en coro, completamente horrorizadas-.
Nuestros padres nos matan. Ir solitas o con unos amigos hasta el fin del mundo. No, simplemente, nuestros padres nos matan. Tú qué dices Nicole –le preguntó escandalizada Doménica-.
Tendría que irme a escondidas, ¿cuánto tiempo vamos a estar allá?
Tres días-dijo Danni-.
¡Estás loca, Nicole, tu padre es capaz de buscarte hasta con helicópteros!
No es para tanto- dijo Danni-, si vamos a llegar a un hotel, me supongo, no creo que Manuel Fernando nos valla a meter en una carpa a todos. Manuel Fernando dice que allá las olas son gigantes, la corriente es fuertísima y su extensión es de varias cuadras.
¿Podré surfear yo?-preguntó Joey-.
¡Estás loco!, para surfear en el fin del mundo tienes que ser un experto en correr olas en Montañita y LA FAE y tú ni siquiera has corrido en Paco Illescas.
¡Por fa, por fa!- dijo Joel, no muy seguro de querer meterse a correr olas en Canoa-.
Entonces si te vas a poner así, te quedas en Ballenita.
¡Estás loco!- le dijo Doménica-, y quién lo va a cuidar a este niño si es loquísimo.
Entonces no hay viaje a Canoa y todo se va a la mierda-dijo Danni-.
Pero no seas tonto, anda y quédate mirando, ¿cuál es el problema?- le dijo Nicole a Joey-.
Tú no entiendes porque no surfeas. No conoces la sensación y la necesidad que ésta provoca.
A mí me parece sensato lo que dice Nicole. Anda y quédate sentado en la playa, después podrás meterte cuando ya hayas dominado las playas que dice Danni.
Ahí sí, tú le sigues la corriente en todo a Danni. La verdad es que yo tengo mejor físico que Danni, esa es la verdad-dijo Joey-.
Podrá ser-dijo Danni-, pero en Chuyuipe; ya te quiero ver metido cogiendo olas en LA FAE, ahí te quiero ver, ¡te ahogas en las barredoras, cojudo! Sólo en la ola salvaje de Paco Illescas te estarías cayendo y dejándote revolcar hasta la orilla hasta ahogarte una y otra vez, ¡te lo juro por nuestra santa madre!
Está bien no surfeo nada, nada de nada, pero llévame a Canoa, ¡por favor!
Trato hecho-dijo Danni satisfecho-.
Cuando llegaron a Ballenita, Danni le preguntó a Doménica: si no se podían quedar un rato más, además Danni le tenía una pequeña sorpresa a su enamorada. Y ella le dijo:
¡Qué, que te traes entre manos!
Y Danni subió los dos tramos de las escaleras y abrió la puerta del altillo y sacó una botella de vino viejísima de Concha y Toro. Y luego bajó corriendo las escaleras hasta llegar al patio donde se encontraban todos con el corazón latiéndole aprisa.
¿Qué pasa?- dijo Nicole-.
Y Danni levantó el brazo y enseñó la botella de vino rojo como la sangre.
Joey dijo:
Yuuupiii.
Doménica dijo toda temblorosa:
Pero no nos la vamos a tomar toditita, ¿sí?
Y Nicole se viró a ver a su amiga y le dijo:
¿Y tú vas a tomar ese whisky?
No es whisky, es vino y es sabrosísimo-corrigió con picardía Joey-.
¿Y tú no dizque eres mormón y tu hermano evangelista?-dijo Nicole-.
Todo eso era puro cuento. Sólo para que el papá de Doménica nos dejara en paz. El problema es que los surfistas tenemos mala fama.
Entonces sí fuman-afirmó Nicole-.
No. Al menos todavía no-dijo Danni-.
Pero tú una vez casi fumas a los ocho años, me contó Manuel Fernando- dijo Joey-.
Sí, pero no lo hice. Ese cigarrillo apestaba a diablos.
Bueno, bueno, -dijo Doménica-, ábrete esa botella, rápido.
¡Doménica!-dijo Nicole-.
Ese es el problema, no encuentro el sacacorchos-dijo Danni-.
Yo sé dónde está- dijo Joel, cuando terminó de encender las velas de la cocina para iluminar un poco aquella vieja sala de estar-.
Y de inmediato se fue a buscar el sacacorchos en el cuarto de su padre. Subió las escaleras de madera, se metió debajo de la cama, y en la esquina derecha estaba tirado el sacacorcho en el piso de madera. Luego bajó corriendo a toda velocidad la escalera.
De verdad que Joey tenía un estado físico y un corazón estupendos, que se activaban mucho más cuando se trataba de cometer alguna picardía.
Entonces Danni empezó a vibrar y a sudar como un santo, tratando de introducir el sacacorchos por el pico de la botella de vino. Cuando lo consiguió, empezó a sacar el corcho, esforzándose por no desbaratarlo y que quede dentro de la botella.
Mientras tanto Joey y Doménica se fueron a la cocina a traer unas copitas de cristal, exclusivamente para tomar vinos y luego regresaron a la sala alumbrada por velas.
Ponte música- dijo Doménica con aquel acento aniñado, típico de las guayaquileñas-.
¡Diablos!-dijo Danni-, ¿adivina qué?, nos olvidamos de comprar pilas en el supermercado.
No importa mucho –dijo Joey-, estas pilas están nuevecitas.
Entonces Joey manipuló la radio y pronto empezaron a escuchar una canción de Jackson Brown, seguida por una de Jim Croce y otra de Billy Joel, aquella estación colocaba por las noches excelente música para los jóvenes.
Cada uno se bebió una copita de vino rojo como la sangre y Nicole dijo, de una, que no le gustaba, que era muy amargo.
Y Joey le dijo que eso era así al principio, pero que después se te adormecía la garganta.
Tan chiquito y ya borrachoso-le dijo Doménica con una mirada reprobadora-.
Mi hermano me contó que así pasaba- se excusaba el pequeño diablillo-.
Al final se tomaron media botella y Danni se empezó a preocupar porque Doménica tenía que regresar manejando hasta Salinas.
Estás seguro, corazón- le dijo Danni-. Si quieres yo te llevo y me vengo a pata o me quedo allá a dormir en la casa de Manuel Fernando.
¡Estás loco!-le dijo Joey-, a mí no me vas a dejar solito en esta casa de espanto.
No creo que Manuel Fernando tenga espacio para que durmamos los dos-dijo Danni-.
Entonces me quedo a dormir en la casa de Walter- le dijo Joey-, pero yo, aquí solito, no me quedo a dormir ni loco.
Como quieres-dijo Danni que por el efecto del vino se sentía más relajado, como si todo lo que le rodeaba en el mundo fuera noble, perfecto y hermoso-.
Nadie se va a quedar a dormir en Salinas, yo estoy bien, esa porquería no me ha cogido para nada-dijo Doménica-.
¡Doménica, esa boca!, yo creo que sí estás borracha.
Tú no jodas-le respondió Doménica-.
De verdad creo que mejor será que te vaya a dejar. Si te pasa algo soy capaz de matarme- dijo Danni-.
¡Pero si tú también has bebido!-dijo Nicole-, hasta yo creo que estoy borracha.
No tú no estás borracha- dijo Joey-, para que veas, yo sí que estoy borracho.
Y de pronto empezó a hacer muecas, y a todos les dio una tremenda carcajada imparable y demencial, que no parecía terminar nunca.
UUUYYYY, ¡Dios mío!, qué raro es todo esto-dijo Nicole-, ahora sí que me doy cuenta de que estoy borracha.
Vacila el dato, vacila el dato, vacila el dato-decía Danni-, y luego se cuajaba de la risa.
Qué te parece si nos tomamos toda la botella-dijo gritando Doménica-.
¡Doménica!-gritó de espanto Nicole-.
No, no ya basta. Yo creo que lo mejor es que te quedes a dormir aquí-dijo Danni a Doménica-.
¡Doménica!, ¡Danni!, ¡acaso están locos!
Están borrachos-dijo Joey-.
Entonces a Joey se le ocurrió una increíble idea. Recordó que tenían un juego de MONOPOLIO en el desván de la casa. Y les propuso sacarse la borrachera jugando al MONOPOLIO.
Buena idea-dijo Danni-.
Tomémonos toda la botella-volvió a decir Doménica-.
¡Doménica!-le gritó Nicole-. ¡Uy Dios mio estás borracha y a lo mejor no se te quita nunca!
No seas tontita-le dijo Danni-, esto no dura mucho, ya verás que se te pasa ya mismo.
¡Se te pasa ya mismo, se te pasa ya mismo! A mí lo que me preocupa es la hora a la que vamos a llegar a la casa.
Entonces Doménica, medio borracha, le dijo a Danni:
Mi amor, ¿por qué no me sigues contando la historia sobre el inicio de la vida en el universo?
Estoy muy borracho de vino para acordarme con todo detalle-dijo Danni-
¡Oh, por fa, por fa!
Bueno-dijo Danni-, lo cierto es que después de muerto Urano- según el profesor Antonio C. Gavaldá-, su hijo Cronos se casó con su hermana Rea, fundando así la segunda dinastía de dioses. Pero Cronos había hecho un pacto con su hermano Titán y empezó a devorar a su descendencia para que, a la hora de la sucesión, reinara uno de la dinastía de los titanes. Indignada de esta situación, Rea engañó a su marido Cronos, ocultando a Zeus y camuflándolo como una piedra con pañales. Cuando Cronos se lo devoró empezó a sufrir fuertes cólicos hasta que la diosa Metis le proporcionó un brebaje y terminó vomitando la piedra y a todos sus hijos.
De pronto, todos los muchachos, con excepción de Danni, quizá por el efecto del vino, se transportaron con las palabras de este nuevo Homero, y realmente viajaron en el tiempo ya que el rojo vino que humedecía sus cerebros los concentraba por completo en aquel fascinante relato…y ya no estaban en Ballenita sino en Atenas, junto a las puertas de entrada de la gran metrópoli…
- Rea le dejó a Zeus en la isla de Creta, bajo la custodia de los sacerdotes llamados curetas y coribantes, de oscuro origen que se encargaron de su educación. Para que Cronos no escuchara los llantos del niño, los sacerdotes danzaban y cantaban frenéticamente alrededor del niño, tocando tambores y címbalos. Zeus fue creciendo en la isla amamantado por la cabra Amaltea, en agradecimiento Zeus la transformó en constelación y la colocó en el cielo cuando llegó a ser primer dios del Olimpo y soberano indiscutible.
Titán acusó a Cronos de haber faltado a su palabra, entonces, le declaró la guerra, le venció y le hizo prisionero. Entonces Zeus salió en defensa de su padre Cronos y le declaró la guerra a su tío Titán, arrojando a los titanes al Tártaro.
Era la gran revolución de los Olímpicos. A esta guerra los poetas la llamaron Titanomaquia porque los titanes peleaban rudamente desde un monte de Tesalia mientras que los Crónidas luchaban desde el Olimpo.
Vencidos los titanes, Zeus los aprisionó en el Tártaro, de donde habían salido los cíclopes y centímanos. Dueño del poder, Zeus lo compartió con sus hermanos Poseidón y Haides, dando al primero el imperio de los mares, y a Haides, el de los infiernos.
Entonces Joey, le interrumpió a su hermano, para contarle a Nicole en voz alta sobre aquella vez, que se metieron un grupo de amigos al cementerio para robar de una tumba una cruz de madera, y que luego arrojaron al mar en la punta de MAR BRAVO, y lo asustados que quedaron cuando la misma cruz apareció en las orillas de Salinas frente al edificio COSTA BELLA, donde ellos estaban hospedados.
Para Danni aquella interrupción fue su salvación ya que estaba cansado de repetir y repetir la misma historia cientos de veces.
Luego Joey se puso de pié intempestivamente y se fue a buscar el juego de MONOPOLIO.
Los chicos se quedaron en silencio, un silencio tan solo interrumpido por el ruido de las olas del mar, bebiendo pequeños sorbos del dulce y rojo vino.
Después de un rato apareció Joey con el juego de MONOPOLIO en las manos.
Y se quedaron así, casi en silencio, jugando al MONOPOLIO hasta las doce de la noche y luego cuando Doménica estaba casi lúcida se regresó con Nicole a Salinas.
Cuando se fueron las chicas, Joey subió al segundo piso, el cuarto de las habitaciones y por fin, sintiéndose completamente aliviado, se acostó en su cama para descabezar un profundo sueño. Cuando recién se acostó y cerró los ojos sintió que todo le daba vueltas, pero pronto el sueño venció al malestar y se quedó profundamente dormido.
Danni se quedó preocupado porque en la casa no había línea telefónica para llamar y confirmar si su amada había llegado bien a su destino. Sólo le quedaba esperar hasta el día siguiente y se dispuso a dormir, pero no podía porque el calor era insoportable y también estaba preocupado por la carne que habían comprado ya que no tenían energía eléctrica.
El calor era demasiado insoportable y con el vino se le había subido más la temperatura. Así que procedió a desnudarse y se metió en el baño para darse otro duchazo con jarrita, agua dulce y jabón de rosas.
Cuando estuvo listo, su cuerpo sintió la necesidad de acostarse y arroparse para descansar. Una vez acostado, su mente iba de un pensamiento a otro en completo desorden: pensaba en el viaje a Canoa, pensaba en el beso de Doménica, pensaba en su rostro mientras patinaba en el Roller Vito, pensaba en Joey borracho, tomando vino. Y luego al poco rato todos los pensamientos parecieron fundirse en un solo abismo de negra profundidad hasta desparecer todos ellos por completo en el acogedor sueño.
sábado, 29 de mayo de 2010
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